martes, 21 de diciembre de 2010

Sola, gracias.


Acabo de dejar a mi madre y a mi hermano en el aeropuerto de Barajas; parten ya al hogar. Y me siento muy sola de nuevo. En el camino de vuelta a la Latina, en el metro, me puse música en mi reproductor y comenzó a sonar la nueva canción de Alejandro Sanz, la de "Lola soledad". (http://www.youtube.com/watch?v=ap1OoEDHYrM).
Me puso tan triste que me arranqué los cascos y para intentar olvidarme de la despedida de mi familia, me puse a leer una de esas entradas publicadas en las páginas traseras de los periódicos gratuitos, escritas por gente aficionada a la lectura. Venía sin título y desde la primera frase me enganchó:

“Había una vez dos niños patinando sobre un lago helado. Era una tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin preocupación, como todos los niños, sin ver ni advertir los posibles peligros. De pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua.
El otro niño, viendo que su amigo se ahogaba bajo el hielo, tomó una piedra y empezó a golpear el hielo con todas sus fuerzas hasta que logró romperlo y así salvar a su amigo.
Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido y se preguntaban cómo lo hizo, pues el hielo era muy grueso, es imposible que lo haya podido romper, con esa piedra y sus manos tan pequeñas.
En ese instante apareció un anciano y dijo:
- ‘Yo sé como lo hizo...’.
- ‘¿Cómo?’, preguntaron los bomberos. A lo que el anciano respondió:
- ‘No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo’ “

Yo estoy sola en Madrid. SOLA.  Nadie hay para decirme que no podré hacerlo.

Foto: www.google.es/imgres?imgurl=http://1.bp.blogspot.com

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